Tenía unos diez años cuando me regalaron para las navidades,el juego de mesa “El mago chan”.
El pobrecito ya tenía su varita mágica como viborita de tanto usar y
guardar mal en su caja. Pero siempre me acompañaba por las tardes en la mesa de
mármol de colores que tenía mi nona a un costado de las tunas, ésas que
pinchaban mi cabeza cada vez que perseguía para besar y luego dejar libres a
las mariposas que posaban de flor en flor, porque en aquellas épocas ,las
mariposas eran como los autos hoy. Y eran las grandotas ,con miles de colores.
Siempre fui bastante mezquina y
no me gustaba prestar mis cosas ,y mucho menos éste juguete, con el cual, yo me sentía
super, por que para mí tenía poderes.
No sé qué será de la vida de aquel, mi Mago Chan, que durante tantos
años eché de menos... hoy vuelvo a tener en mis manos el juego
que rondaba mis recuerdos , y que durante tanto
tiempo desee.
Papá Noel hace un par de años cumplió otro de mis interminables deseos
Todo llega…Nada está lejos y si lo deseás con el corazón, pronto podrás acariciar.
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