Tenía unos 10 años cuando mi papi desde Nogoyá me mandaba esta muñeca de
regalo, claro que nunca hasta hace unos años atrás me enteraba.
Fiorella estaba intacta, siempre sentada ,entre almohadones rosados de
tela brillante y labrada de la cama de mis nonos, junto a otra muñeca de
cabellos rubios.
Pero según la nona,ella no era para jugar. Pasaron los años, casi 30
años y le comento: todavía la seguís teniendo nona.Y responde: es tuya, regalo
de tu padre,pero quise cuidarla para que hoy la puedas seguir viendo. En ese
momento sentí impotencia, por mi viejo y por mí ,que no pude disfrutarla cuando
debía,pero al rato pensé: Es cierto, si no fuera así, hoy no tendría un juguete
de mi infancia, aún sin haber jugado nunca con ella.
Nunca es tarde para jugar como niños, si se tienen ganas.
Gracias Papi querido, gracias Ali!
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